Enclavada en el paralelo 28, justo en los límites de Baja California y Baja California Sur, se encuentra la salinera más grande del mundo, una empresa mayoritariamente mexicana, que está en plena transformación y apuesta a la diversificación de sus productos para ganar presencia e ingresos en el mercado mundial. Opera bajo ese rubro desde 1975, cuando el gobierno mexicano adquirió el 51 por ciento de las acciones, y que ahora, bajo la conducción de su director, Jorge López Portillo, busca diversificarse y ampliar el valor agregado a sus productos, que se distribuyen globalmente a través de su socio, la empresa japonesa Mitsubishi.

Es posible realizar una visita a la fábrica, bajo previo permiso.